Como todos ya sabéis en unos días se celebra el día del miedo, del terror y las brujas… y como no es un secreto, creo que sabéis que ese día no es mi favorito, el año pasado llore mucho ya que no entendía y sigo sin entender esa manía por esos disfraces tan feos, que dan miedo, por esos ruidos en plan siniestro… no, no, noooo, Halloween no es mi fiesta favorita, yo soy de claridad, paz y rosa, mucho rosa, y princesas con coronas.
Mi madre como es una fiestera que le encantan los disfraces me andan intentando convencer de que me ponga un disfraz de brujita Lola!... cosa que hoy por hoy lo veo complicado, no me gusta el disfraz y no me gusta el motivo de la fiesta… se que estaréis pensando que me estoy cerrando en banda y que tengo que ver el otro lado de la moneda, la diversión y lo divertido de vestir de monstruito, pero es que, es que no me va, el año pasado lo experimente y la sensación no me gusto.
En casa han cambiado la decoración, por donde vaya hay calabazas con caras, telarañas, esqueletos brujas y fantasmas que hacen ruidos como “ wuajajajajaaaaaaa”… vamos, mi casa se ha convertido en la casa del terror.
Cierto es que yo ayude a mi madre a comprar los motivos de decoración e intente ayudarla a colocarlos, siii, intente aunque suene a mentira, pero de hay, a que yo vaya disfrazada de bruja a una fiesta con fantasmas y zombies, hay un trecho muy grande, aunque la fiesta sea en mi casa, si, como lo leéis, mis padres van a dar una fiesta en honor al terror, donde todos, tanto grandes y chiquitos irán disfrazados…
Irene por el contrario que yo (Cada día que pasa es el otro lado de la moneda) esta encantada con la fiesta, no se si es por que ella aún no entiende el miedo que dan los fantasmas y los zombies o es que ciertamente es una brujita como dice papá, parezco el bichito raro de casa, pero estoy segura de que soy la única sensata.